y no salir el sol jamás;
podrá apagar su luz la luna
y no alumbras... a quien amar.
Podrá perderse el universo bajo el cielo
sin hueco para todas sus estrellas;
podrá dejar de ser eterno el tiempo
y no volver a ver... más cosas bellas.
Pero tus ojos, mujer... ¡tan hermosos!
de su gracia y de su brillo,
empapados de bondad,
sin perderse jamás en el olvido,
soñando y recordándote,
los míos besarán tu luz,
declarándote mi lealtad.
Ángel González "Rusty Andecor"
Estos versos están dedicados
a un destello ya perdido,
que fue reflejo de un espejo,
con aromas de princesa
y color azul turquesa,
con sabor a mazapán
de una rosa talismán.
Pero, sobre todo, están dedicados, como todos los de este blog, al aroma y a la dulzura del corazón de Audrey; para ese fulgor luminoso, que se fue muy lejos a un universo, tal vez mucho más hermoso que el nuestro; a esa añorada y lejana dimensión de mis sueños, a la que tanto me refiero cuando escribo con la pluma de mi corazón.
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