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Arriba, Audrey en su típica imagen de candidez e ingenuidad. Debajo, encantadora, junto a Gary Cooper en "Ariadne" |
Mi querida Audrey. Muchas felicidades en el día del
aniversario de tu nacimiento. Bueno, y no importan los años, porque tú te quedaste para
nosotros grabada en cualquiera de esas imágenes que conocemos y llevamos siempre en
nuestros corazones. Nos quedamos para siempre con tu belleza y elegancia, como nos quedamos
con la evidencia de tu bondad y dedicación a los demás. Hoy, en este 4 de mayo,
una vez más, te renovamos nuestra admiración y cariño, además de nuestro homenaje
a tu legado, aún vivo en el corazón de tantas personas que admiraron tu trabajo
y tu espíritu.
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Audrey feliz, en el momento en que Maurice Chevalier le parte su tarta de cumpleaños y ésta se la da a probar a él. La vemos también al teléfono, recibiendo quizá la felicitación de uno de sus más fieles admiradores. |
Quisiera aprovechar en esta carta, precisamente hoy, para recordar cómo nos conmoviste con la forma en que en todo momento te mantuviste fiel a ti misma, incluso en medio de la fama y del éxito. Pero también para que sepas que tu humildad y tu gracia continúan siendo un ejemplo para todos nosotros.
Y en esta ocasión, además de dedicarle un recuerdo a tu legendaria carrera como actriz, no queríamos olvidarnos de lo que fue tu compromiso con los derechos humanos, además de la generosidad en tu causa. Tu trabajo como embajadora de UNICEF en la década de 1980 cambió la vida de innumerables niños y niñas en todo el mundo. Como tampoco queremos dejar atrás tu compromiso con la justicia social, lo que sigue siendo una fuente de inspiración para muchos de nosotros.
Finalmente, agradecerte, como en otras ocasiones, el haber sido nuestra musa y modelo de ejemplo; un modelo que ha servido para contribuir y hacer, aunque sea en pequeña medida, un mundo mejor.
Con amor y admiración, en nombre de todos los que te quisimos,
Rusty Andecor