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Audrey Katheen Hepburn, siempre serás nuestra eterna dama de los sueños. (Clic) |
En un día tan
significativo como el de hoy, en el que rememoramos tu viaje a la eternidad, no
podíamos dejar de hacer homenaje al mensaje que nos dejaste, no sólo por cuanto
nos sugeriste en tus personajes del cine, sino por cuando nos enseñaste a lo
largo de algunos momentos de tu vida, desde tus apariciones, unas discretas,
otras glamurosas, desde tus mensajes, unos desde tu sonrisa, otros desde la
sugerencia de tu semblante, algunos supongo que eran subliminales. Tu marca
simbólica nos quedó ahí, la que se convirtió en un icono de belleza y elegancia, a veces de sencillez y naturalidad, aunque también de encantadora sofisticación. Tu eterna comunicación será siempre la de la conmovedora sensibilidad y dulzura, y a través de aquel seductor destello de ingenuidad. (Clic)
Recuerdo muy bien cómo mi
pluma de "imaginador de cuentos" describía aquel
personaje que tú vivías en cierta película, el que se escondía en su azarosa
frivolidad, pero buscando la eterna felicidad. Felicidad que perseguía con la
misma expresión angelical que tenías en tu vida real. Te detenías en
aquel lugar llamado "Tiffany´s", porque "nada
malo podía ocurrirte" en tu castillo de ilusiones. Lo cierto
es que yo también buscaba la misma suerte por los caminos, unas veces idílicos,
otros difíciles, que la vida me ofrecía.
Recuerdo el encanto, la
sutileza y la dulzura con que identificabas tus personajes. Yo entendía muy
bien que era la misma dulzura y el mismo encanto que reflejaba el destello de
tu personalidad. Pero además, y teniendo en cuenta que todos tenemos
una "dama oculta", la que aparece en nuestros
sueños, tú siempre la representabas.
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Es la secuencia en aquella inmortal escena en que representabas a Holly y te hallaste perdida en la fragilidad y en la angustia de tu soledad. (Fotogramas de "Breakfast at Tiffany´s") |
Alguien te dijo una vez,
aunque ello ocurrió en la ficción y dentro de la magia del cine, que "las personas se pertenecen las unas a las otras, porque es la única forma deconseguir la felicidad; no importa donde vayan, ¡siempre acabarán tropezando consigo misma!". (Clic)
Aquella secuencia que tú
representaste nos dijo mucho a quienes admirábamos la sutileza de tu mensaje
escénico. La historia siguió cuando tú te alejaste porque temías que el mundo
que te rodeaba pretendiera "enjaularte".
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Es el abrazo que funde dos almas perdidas en su obsesivo desencanto y cuya lluvia de esperanzas les devuelve "la suerte" y la felicidad. |
Intentaste desaparecer,
pero de pronto te viste perdida en tu fragilidad y en la angustia de tu
soledad. Alguien, que también se hallaba perdido, apareció en el último momento
como una señal de suerte. Y en medio de aquella desolación encontraste la que hasta
entonces era tu recelosa ilusión. Es posible que aquel encuentro fuera el de la
reconciliación contigo misma. Recuerdo entonces un abrazo que funde las almas de dos seres, hasta entonces atormentados y perdidos en su obsesiva desesperanza, bajo la complicidad de una lluvia torrencial que les acaricia. (Clic)
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Muchos entendimos, desde aquel mensaje musical, tu canción "Moon River", el que nos enviaste con tu disfraz de Holly y en el que (desde "Desayuno con diamantes") nos guiabas con un destello de ilusión y de esperanza |
Lo cierto es que aquel abrazo era el mismo con
que siempre hemos querido entregarnos al hermoso escenario que a veces
aparece en nuestros sueños, y precisamente bajo esa misma cálida y generosa
lluvia de esperanza con la que añoramos empapar nuestros destinos y en esa
misma búsqueda desesperada de alcanzar la felicidad.
Todos nosotros sabemos
que nos estábamos refiriendo a aquella romántica historia que una vez
interpretaste bajo un personaje llamado Holly y en una película
que se titulaba "Desayuno con diamantes". Es posible que inicialmente el argumento y los diálogos de su guión pretendieran significar otro mensaje, pero yo, y quizá muchos más, entendíamos que sin quererlo tú nos había guiado a una luz de esperanza. Tal vez el mismo destello que te guió después a lo largo de tu vida.
Nos queda
sólo enviarte desde aquí un
cálido y dulce abrazo, a
través, también, de "un
cálido y dulce" destello con el que nos uniste a tu
eterno paraíso en la eternidad.
Ángel González "Rusty Andecor"