Perdido en el bullicio de una rambla,
en una tarde muy gris de febrero;
buscando el sosiego, en la calma
y en la inquietud de un aciago viajero
... me sumergí en el sueño.
No quise mirar muchedumbres,
ni el tropel de sus monigotes;
no quise ver sus costumbres
ni el reclamo de tantos escotes
... y seguí sumido en mi sueño.
buscando el sosiego, en la calma
y en la inquietud de un aciago viajero
... me sumergí en el sueño.
No quise mirar muchedumbres,
ni el tropel de sus monigotes;
no quise ver sus costumbres
ni el reclamo de tantos escotes
... y seguí sumido en mi sueño.
Llevaba de cerca, maltrecho,
mi animoso, pero triste corazón;
que aturdido y quizá más deshecho,
despertaba de mi decepción;
... pero aún dormía en mi sueño.
Y las gotas de lluvia fluían,
y un frescor mojaba mi rostro;
y sabores de otoño surgían,
con claros marrones, sus tonos.
... y entonces desperté de aquel sueño.
mi animoso, pero triste corazón;
que aturdido y quizá más deshecho,
despertaba de mi decepción;
... pero aún dormía en mi sueño.
Y las gotas de lluvia fluían,
y un frescor mojaba mi rostro;
y sabores de otoño surgían,
con claros marrones, sus tonos.
... y entonces desperté de aquel sueño.
Y la lluvia fresca se hizo cálida,
mi desazón se tornó en mi gozo;
de mi nostalgia surgió ya mi anhelo
por olvidarme de aquel sollozo.
mi desazón se tornó en mi gozo;
de mi nostalgia surgió ya mi anhelo
por olvidarme de aquel sollozo.
... y había un destello… y había un reflejo.
![]() |
...su gesto dulce y luminoso, sus ojos almendrados y risueños; y su rubor tenue y delicado |
Y de pronto... asomó el milagro;
sentí un sobresalto y luego una emoción;
y fue que regresé de mi letargo,
y fue que mi tristeza se calmó.
... pues quizá era el color de la primavera.
Y estaba allí… y no era un sueño,
con su gesto dulce y luminoso,
Y estaba allí… y no era un sueño,
con su gesto dulce y luminoso,
sus ojos almendrados y risueños;
y su rubor tenue y delicado
y su rubor tenue y delicado
Era ella... y yo la había encontrado.
Y no había duda… era mi luz y mi candor,
era su imagen, y a su lado… otro destello;
y en aquel retrato del bohemio pintor,
brillaba un reflejo y también… su rostro bello
… y eran sus ojos, su sonrisa … y mi dulce amor.
Ángel González "Rusty Andecor"